Exclusivo: La salud de Hebe de Bonafini, uno de los secretos mejor guardados de la política

Por Luis Gasulla*

Mientras el Congreso Nacional se prepara para sancionar la creación del Instituto de Derechos Humanos que reemplazará a la Universidad Popular, la titular de las Madres de Plaza de Mayo no aparece públicamente. Desde hace dos semanas, Hebe de Bonafini no toma el micrófono para dar sus tradicionales y encendidos discursos de los jueves en la Plaza de Mayo.

La semana pasada, en su reemplazo, habló el profesor de Historia, Germán Ibáñez, el nuevo preferido de la Madre en su Universidad y que ocupó el lugar, de hecho, de la rectora Inés Vázquez.  

Hace un mes, Hebe de Bonafini estuvo internada durante tres noches en la prestigiosa y costosa clínica Otamendi en la ciudad de Buenos Aires. Se realizó un chequeo general y fue intervenida quirúrgicamente por una fractura en una de sus piernas. El lugar elegido fue recomendado por la propia Presidenta de la Nación, que le sugirió a Bonafini el especialista indicado para la operación. La Madre se registró con su apellido de soltera, Pastor, bajo absoluta reserva y confidencialidad. Esas tres noches fueron muy duras. No para la titular de las Madres de Plaza de Mayo sino para las enfermeras que trataron con Bonafini y sufrieron maltratos por la mujer nacida en Ensenada hace 85 años. El próximo 4 de diciembre, Bonafini festejará 86 primaveras.

Su paso por la clínica Otamendi no fue informado por la Asociación ni por sus compañeras de lucha. Nadie dijo nada. Hebe, como la Presidenta, optó por la salud privada y pagó los costosos gastos en efectivo. Sólo la visitó, durante el primer día de internación, por su hija Alejandra, actualmente preocupada por ser sobreseída por la Justicia Federal.

Alejandra es la empleada del Ministerio de Desarrollo Social que manejó las cuentas de la Fundación, a mitad del 2011, cuando fueron cerrados los obradores y despedidos 6000 trabajadores de Sueños Compartidos. Hace unos meses, se quejó en las redes sociales por la burocracia estatal. Actualmente, es una artista habitué de ciclos artísticos financiados por el Gobierno Nacional y de la provincia de Buenos Aires.

El 15 de agosto de este año, Alejandra Bonafini publicó:  “La cuesta arriba se hace tan empinada... tal vez el arte y la música solo es para la naturaleza y los pájaros.... ellos no entienden de cuentas bancarias de contadores de ingresos brutos y Afip. Será por eso q cantan tan bello y todos se les quedan escuchando. Me pregunto porque nosotros debemos pagar tanto para cantar.... me pregunto porque ya no me dan ganas... Porque tengo q caer es esta basura.... si yo solo quería cantar. Si a mi me dan un sobre q no me paga ni las empanadas que consumí... No quiero pasar más por esto. No se si quiero seguir así... Es obvio q esto no es para cualquiera...”.

La  hija de Hebe concluyó: “Hay unos pocos privilegiados. .. y yo no soy una de ellas.  Que voy a hacer? Trato de llamar al Ministerio de Cultura y en la parte contable nadie atiende desde las 14hs. Solo gasté teléfono... Y esto es necesario para cantar? O es necesario para quién? Tengo el.... Alma llena de preguntas. Pero ya no tengo ni ganas ni motivos para cantar”.

Poco después, su abogado defensor pidió que Pastor fuese sobreseída de la causa que la investiga por malversación y desvío de fondos públicos.

Tras la misteriosa internación en uno de los sanatorios más caros del país, Bonafini viajó a Bolivia por las elecciones en aquel país. A su regreso, volvió a internarse en la clínica de su médico personal, Juan Manuel de Rosa, tal como le contó a la periodista Romina Calderaro en Radio del Plata, la única emisora objetiva, según los dichos de la Presidenta de la Nación.

La salud de Bonafini es un misterio.Según una docente de la Universidad que la conoce como pocos, “está complicada por la edad y por la diabetes”. “La mami está pa´tras” respondió a este cronista personal de seguridad de la Fundación. Así la llaman a la Madre de Plaza de Mayo. Sin embargo, allegados a los hermanos Schoklender desconfían de la información. “No es la primera vez que Hebe se ausenta en los momentos difíciles con la justicia para victimizarse como hace la propia Presidenta”, explicaron.

Según dos enfermeras que la trataron en la clínica privada por la que pasó Bonafini, “es una paciente muy complicada, que no acepta consejos y que se cuida prácticamente en soledad”.

Con los achaques de la edad y el problema del sobrepeso, Bonafini espera que el miércoles que viene, el gobierno nacional le alegre el día: Es que la estatización de su Universidad, está al salir.

En Twitter: @luisgasulla

* Luis Gasulla es autor de “El negocio de la impunidad. La Herencia K” (Sudamericana, 2014) y del “El negocio de los derechos humanos” (2012)