El polémico manual de manejo de crisis de Macri, redactado por un veterano de Malvinas


Por Ignacio Montes de Oca

En los días pasados el gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires dio a conocer un manual de manejo de crisis para sus funcionarios. Quiso la casualidad que fuese terminado en la fecha en que estaba prevista la madre de todas las catástrofes, el 21 de diciembre de 2012, momento en el que algunos seguidores de la cultura maya anunciaban el fin de nuestra civilización.

El manual, al que accedió (Eliminando Variables), lleva el código MGC 05 y fue aprobado por la Resolución 495 AGC/12. Está firmado por el Ing. Darío Costa, el  coordinador general del GCBA y por el mayor (R) Juan José Gómez Centurión, el jefe de los inspectores porteños.


El listado de eventualidades en los que debe aplicarse el plan va desde los previsibles incendios, derrumbes o accidentes con lesiones a otros más políticos como el soborno a funcionarios o inspectores, clausuras o “renuncias polémicas” (sic), sabotajes y la acción de hackers.
Desde el comienzo, el documento crea un estricto plan para que cada funcionario sepa que hacer. O mejor dicho, le dice exactamente qué hacer a cada funcionario y limita su autonomía en caso de una tragedia.
Se prevé cada detalle minuciosamente, tal como el orden en que deben sentarse los funcionarios en la mesa desde donde se manejaría cada crisis. En un croquis (ver facsímil adjunto), se asignan sitios específicos para cada uno de ellos sin dejar librado al azar las preferencias personales de los involucrados.
El manual recomienda que los funcionarios implicados no usen sus teléfonos celulares ni cualquier otro de línea fija y en lugar de ello hagan o reciban sus llamados por medio de un conmutador en el que quedarán registrados los números y el nombre de las personas con las que se comunican.
En el apartado que define la responsabilidad de los miembros del Comité de Crisis, le asigna al Responsable del Departamento de Servicios Generales la cuestión de la seguridad del edificio dónde se reúnen. Entre sus tareas, está la de controlar para que sólo accedan las personas autorizadas y “aislar” los expedientes comprometidos con cada caso. Unas líneas más adelante, ordenan que todas las oficinas sean cerradas con llave y se controle mediante autorizaciones por escrito quien solicita entrar a cada una de ellas.
En el apartado “Aislamiento de expedientes”, informa que el personal de seguridad debe montar guardia frente a las oficinas donde están los archivos para que los empleados o intrusos no puedan hacerse con ellos. En otras palabras, controla que nadie fuera de los autorizados pueda acceder a los documentos que pudieran complicar al Gobierno porteño.
El área de prensa no escapa a la detallada asignación de responsabilidades prevista en el manual. Nadie, excepto el vocero designado, puede entrar en contacto con la prensa. En el punto 11.1 se le obliga todos los miembros del Comité a que le  informen con precisión al Jefe de Prensa los contactos periodísticos o no periodísticos a los que ha contactado durante la crisis. También hace intervenir al Asesor Legal del Comité para que dé su opinión sobre lo que se dice y deja de decir.  El capítulo referido a la comunicación esta precedido por una cita de Benjamín Franklin que dice "no basta con decir una cosa correcta en el lugar correcto, es mejor todavía pensar en no decir algo incorrecto en un momento tentador."
Entre las recomendaciones para el vocero, en el punto 11.2, se dice que no debe estar “manchado” (sic) y deberá contar con suficiente credibilidad y legitimidad.
El manual también se ocupa de explicar cómo se deben manejar con la prensa. Allí recomiendan “En caso de que haya heridos o muertos, solidarizarse con las víctimas y sus familiares”, Explicar qué respuesta dio la AGC a la crisis, destacando su inmediatez, oportunidad y previsión” y “Usar frases cortas, en lo posible sin adjetivos calificativos, ni “slogans” o “frases hechas”.
Los autores del informe cierran la redacción del manual con una frase de la Divina Comedia que queda abierta a la interpretación del lector: “No busques en estas páginas la salvación de tu alma, ya es tarde. Confórmate con encontrar “la guía” que te haga llevadero tu paso por el averno”.
La Tragedia de Cromañón ocurrida en diciembre de 2004 se llevó puesto a Aníbal Ibarra. Macri no quiere que el pasado lo agarre desprevenido. Ahora tiene un manual para las batallas que pudieran ocurrir y el “consejo” de un veterano para hacerles frente.

Los autores del Manual para la Gestión de Crisis del Gobierno de la Ciudad
El ingeniero Darío Costa llegó a la gestión de Macri de la mano de Maximiliano Corach, hijo menor del ex ministro del interior de Carlos Menem, quién lo recomendó al ministro Guillermo Montenegro. Hasta hace poco tiempo atrás era jefe de la Dirección General de Licencias del sistema de otorgamiento de licencias de la ciudad. Costa había llegado a su cago luego que su antecesor, Roberto Skiba, fuera echado al detectarse irregularidades groseras en la entrega de carnets a personas con antecedentes o sin los requisitos mínimos para obtenerlos. En la actualidad es jefe de la Unidad de Coordinación General del GCBA
Costa proviene del peronismo de la ciudad bonaerense de Lincoln, es ingeniero industrial y antes de ingresar en la función pública trabajó en la empresa Toyota.
Juan José Gómez Centurión es un paracaidista veterano de Malvinas que actualmente está a cargo del cuerpo de inspectores porteños que funciona bajo la órbita de la Agencia de Control Gubernamental del GCBA. Fue condecorado con la “Cruz al Heroico Valor en Combate” por su desempeño en la batalla de Darwin, en donde combatió bajo las órdenes del fallecido Carapintada, el ex coronel Mohamed Alí Seineldín.
Centurión se presenta como especialista en “entrenamiento y conducción táctica de elementos de combate cercano del Ejército Argentino”. Desde 1998 es doctor en Ciencias Políticas egresado de la Universidad Kennedy y se dedicó a asesor a empresas como Cencosud y el Banco Velox  en “estrategias competitivas y la negociación”. Su designación fue pedida personalmente por Guillermo Montenegro, con quién lo une una antigua amistad.

Comentarios

  1. Para los chicos de la AGC:

    El Lavadero de coches de Triunvirato 3191/99, Villa Ortuzar. Saben que no tiene los papeles en regla por que ya han venido varias veces a "inspeccionar".
    Les envio este mensajito para avisarles que, sorprendentemente, sigue sin los papeles en regla.
    Ya pueden darse otra vueltita a "inspeccionar" si quieren.

    pd. Hay otros lavaderos en la zona que si tienen los papeles en regla, no usan el espacio publico para secar los coches, no tiran las aguas sucias a la calle, ni molestan a los vecinos con ruidos molestos; por todo eso el lavado sale mas caro y en breve tendran que cerrar por la mala competencia de estos garitos que ustedes permiten.
    Gracias chicos

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