El affaire Repsol - YPF: La mayor estafa contra los norteamericanos desde Enron y Madoff (Nota completa)
La corrupción epidémica durante los largos años de gobierno de los Kirchner es, a primera vista, parte de la siempre pintoresca historia política de la Argentina. Entre tantos negociados realizados entre 2003 y 2015 comienza a surgir una monumental estafa a los inversores norteamericanos perpetrada en conjunto por el gobierno argentino, empresarios cercanos al poder y las autoridades de la petrolera española Repsol. La maniobra fue ejecutada en cinco pasos ante la mirada impasible de la Security Exchange Comission (SEC), la autoridad bursátil de los Estados Unidos.
El
primer movimiento: acciones tóxicas
En
diciembre de 2010 la petrolera argentina YPF, que entonces era controlada por
la compañía española Repsol, puso en venta el 17% de su paquete accionario en la
bolsa de los EE.UU, en una operación que alcanzaba unos 2.500 millones de
dólares. La oficina de prensa de la petrolera controlante anunció que la
operación buscaba reducir la exposición de la empresa en Argentina.
Para
atraer a los compradores –en su mayoría fondos de inversión
norteamericanos– Repsol comenzó a publicar datos de la supuesta holgura
financiera de YPF y contratos de explotación que la mostraban en uno de sus
mayores momentos de pujanza. Incluso se presentó como novedad el hallazgo de nuevos
reservorios de gas no convencional en Loma de La Lata –provincia de Neuquén–,
que en realidad ya eran conocidos desde hacía años, tal como lo explicó en esos
días el experto local Diego Mansilla en su informe “Luces y sombras del
descubrimiento de gas en Neuquén”. El informe de Mansilla fue prolijamente
ignorado por la empresa y los medios que recibían pauta de YPF Repsol.
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Antonio Brufau, presidente de Repsol y Cristina Kirchner, en ese momento presidente argentina |
Algo similar hicieron los
socios mayoritarios de YPF, los españoles de Repsol y la empresa argentina
Petersen –integrante del grupo Eskenazi–, quienes contaron con el respaldo de
los periodistas locales que sostenían un lucrativo romance con esas compañías.
El 7 de diciembre, Cristina Kirchner afirmó que “…el management de YPF
Argentina ha cambiado sustancialmente a partir de la incorporación de un socio
argentina (…) Estamos muy contentos porque esto va a sostener el crecimiento
del país”.
El
resultado de la campaña publicitaria fue el aumento de la acción de YPF en
EE.UU, la cual partió de los 40,99 dólares hasta tocar un pico de 55 dólares el
5 de enero de 2011. Sólo el día que se inició la venta el valor de cada papel
de YPF trepó de los 43,60 a los 45,61 dólares.
En
diciembre de 2010 se realizó el traspaso del 3,3% de las acciones de YPF que
pertenecían a Repsol a través de la bolsa norteamericana, operación en la que
el fondo Eton Park Capital Management invirtió a un promedio de 40 dólares por
acción.

Al
finalizar la ronda de ventas Repsol no sólo había recolectado casi 2.500
millones de dólares de inversores estadounidenses, sino que además había
hecho crecer la cotización de la empresa a un histórico valor de 16.126
millones de dólares, precio que surge de considerar el valor total de su cartera
de acciones.
Aunque
no tuviera lógica, Repsol se desprendió de una parte importante de su cartera
en YPF y recolectó una cifra millonaria en la bolsa de New York. ¿La excusa?
“Reducir su exposición en Argentina” . Al ser una empresa pujante y con números
sanos, contaba con recursos más que suficientes para ampliar sus explotaciones
–y por ende sus utilidades– sin necesidad de incursionar en el mercado de
capitales en el que descargarían acciones que se cotizarían a la alza en el
futuro. Salvo que sus directivos tuvieran información reservada que explicara
la necesidad de deshacerse de parte de la empresa de manera urgente. La
respuesta no tardó en llegar.

Ni
bien se conocieron los números reales de YPF, las acciones colocadas en EE.UU.
se desplomaron: de los 42 dólares que valían al momento de su colocación,
pasaron a valer 11 dólares en 2012, y hoy apenas trepan ocasionalmente por
encima de los 16 dólares. Esto significaba que los que habían caído en la
trampa vieron cómo se esfumaron cerca de 1.900 millones de dólares de sus
carteras
.
Como
si hubieran previsto el cambio de humor del gobierno argentino, desde febrero
de 2011 las autoridades de Repsol decidieron retirar la cotización de sus ADS
(American Depositary Shares) de la bolsa de New York. A partir de marzo
comenzaron a deshacerse discretamente de acciones a la baja a favor de grupos
inversores. Uno de los que vendió su cartera fue Antonio Gomis, el director
general de Repsol en la filial argentina, quien se apresuró a aceptar los
207.987 euros que le ofrecieron justo, justo antes del desplome de YPF en la
bolsa. Una semana después el español que adivinaba el futuro hubiera obtenido
132.000 euros por sus acciones.
El
segundo movimiento: Manual de vaciamiento
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Antonio Brufau y Enrique Eskenazi |
La
entrada de Petersen a YPF, formalizada el 21 de febrero de 2008,
resultaba curiosa para los analistas locales, más aún cuando se descubrió que
Repsol le había prestado 1.015 millones de dólares para concretar la operación
y luego otros 670 millones para que aumentara la presencia en la empresa
mediante otra compra de acciones hasta obtener el 25,46% de su propiedad.
Más
excéntrico resultó que los nuevos socios pagaron su ingreso con futuras
ganancias. Incluso, un viejo lobo de mar como es Antonio Brufau –presidente de
Repsol– renunció a futuras utilidades a cambio deshacerse de una parte de YPF y
de sus correspondientes beneficios y accedió a financiar la llegada de un socio
al que, además, le cedió parte del management local de la compañía YPF.
Tal
era la irracionalidad del pacto de ingreso del nuevo socio –negociado en
persona por el ex presidente Néstor Kirchner– que Repsol aceptó garantizarle a
Petersen 850 millones de dividendos para los ejercicios 2008 y 2009, como si
hubiera forma de saber cómo evolucionarían las utilidades en los siguientes 24
meses.
Los
rumores de la presencia de intereses de la familia Kirchner se hicieron fuertes
por el excesivo interés del entonces presidente por presionar a favor del
ingreso de los Eskenazi a YPF.
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Antonio Brufau y Cristina Kirchner |
Mientras
todo esto sucedía, por orden Antonio Brufau comenzaron a entregarse millonarias
recompensas a miembros del grupo Petersen, regalos que por supuesto salían de
las arcas de la petrolera Argentina. En la imagen, puede observarse la carta
manuscrita de Brufau en la que se le otorga 1.000.000 dólares –libres de
impuestos, obvio– a un representante de la minoría como agradecimiento a
servicios no del todo claros, y lo hace cual si se trataran de caramelos.
Existen otras cartas similares en donde se reflejan gastos igual de costosos,
cuya aprobación previa no consta en las actas de asambleas que debieran
haberlos aprobado.
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Carta manuscrita del presidente de Repsol YPF otorgando un premio monetario a Matías Eskenazi |
Y
no sólo se entregaban presentes a los amigos sino que en las asambleas de la
petrolera se aprobaron repartos de utilidades que llegaron al 135% de las
ganancias, cuando un desembolso de un 30% en ese concepto ya resulta anormal en
una empresa del sector petrolero. Estos desvíos eran hechos a expensas de
nuevas inversiones, de manera que todo lo que era repartido entre los socios se
quitaba de futuros emprendimientos, como si el futuro negro de la compañía
estuviera decidido de antemano.
Para
darse una idea del nivel de complicidad del gobierno argentino con el
vaciamiento de YPF por parte de Repsol y sus socios, vale contar el modo en que
se controlaban las exportaciones de petróleo y gas desde que los españoles se
hicieron cargo de YPF. Como otros exportadores de crudo argentino, firmaban una
Declaración Jurada como manifiesto de venta al exterior, en donde las empresas
daban sus propias cifras de lo que estaban embarcando. Si el empleado de la
petrolera decía que se exportaban mil barriles, se daba por sentado que era
cierto, sin verificarse si en realidad estaba embarcando el doble o el triple.
Esta práctica llevó literalmente a la desaparición de miles de millones de
dólares de crudo y a la repentina realidad del agotamiento de pozos que se
suponía contaban con una productividad de años por delante. Esa es la realidad
que derrumbó las acciones en el mercado norteamericano.
Entonces,
al momento de hacerse la venta de acciones en EEUU, el vaciamiento de YPF era
conocido por el gobierno argentino, por sus amigos que participaban del manejo
diario de la petrolera como socios minoritarios y, por supuesto, por los
directivos de Repsol. Los únicos que no estaban al tanto eran los inversores
norteamericanos que entre fines de 2010 y comienzos del año siguiente,
compraron acciones de la petrolera como si fuese la mejor inversión del
momento.
Tercer
movimiento: Nadie vio nada.

En
lugar de informar al SEC las malas noticias, el 29 de marzo YPF le informó del
hallazgo de los nuevos yacimientos en Mendoza, omitiendo informar que el
gobierno de esa provincia argentina les acababa de revocar el contrato de las
áreas de Ceferino y Cerro Norte Mollar por incumplimientos de inversión.
Cuando
se filtraron los rumores sobre la pérdida de contratos y la merma de sus
reservas, la petrolera admitió ante el SEC que no contaba con los recursos que
había promocionado al hacer la venta de sus acciones apenas unas semanas antes.
Por un momento, se esperó una reacción enérgica de la autoridad bursátil ante
una omisión maliciosa de parte de un cotizante…pero nada de eso sucedió.
La
falta de acción se dio en un contexto de la baja continua de las acciones de
YPF, que para ese momento habían caído a 29 dólares al comenzar a correr el
rumor de la caída de los contratos. Cuando la acción bajó a 12 dólares, tampoco
hubo intervención del SEC.
Cuarto
movimiento: agitando las banderas del nacionalismo para distraer

En
ese momento comenzó una de las acciones de propaganda más memorables del
gobierno de Cristina Kirchner. El 3 de mayo de 2012, la mayoría oficialista
aprobó un proyecto de ley para expropiar las acciones de Repsol. Una multitud
de partidarios reunida fuera del Congreso festejó a los gritos aquel acto que
las usinas de propaganda ya habían catalogado como la “recuperación de la
soberanía energética”. Las voces de la oposición que reclamaban que se
investigara la responsabilidad de los funcionarios en el vaciamiento de YPF
fueron tapadas por las consignas de los legisladores oficialistas y sus aliados
de la izquierda, unidos por el mismo deseo nacionalista de ver la bandera
argentina flameando nuevamente sobre los yacimientos.
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Pedido de Nacionalización con datos del vaciamiento |
En
realidad aquella negativa a investigar tuviera relación con la trama oscura de
complicidades y omisiones que habían llevado al superministro de Planificación
Federal, Julio de Vido, a aprobar cada maniobra de Repsol dentro de YPF desde
que asumió su cargo en 2003.
Probablemente
también tuviera algo que ver con las acciones del grupo Eskenazi dentro de la
petrolera la amistad que los unía con los Kirchner y las utilidades que
recogieron mientras Repsol hacía de las suyas con la empresa argentina. En
honor a la verdad, los Eskenazi fueron los que más salieron favorecidos con la
nacionalización, que curiosamente omitió entrometerse con ellos y los dejó
indemnes como directores y accionistas de casi un cuarto de la propiedad de la
petrolera cuando decidió nacionalizar las acciones de Repsol.

Un
detalle del acuerdo y que revela el temor a una posible reacción del SEC si se
decidiera investigar la maniobra con las acciones en EEUU, estaba en un
apartado del documento firmado por las partes que excluía a la Argentina por
reclamos derivados de la venta de las acciones de YPF en New York a fines de
2011.
En
la actualidad, la misma empresa que valía algo más de 16.000 millones de
dólares en el momento de vender las acciones en EEUU, se ha convertido en una
empresa cuyo paquete accionario está valuado en unos 5.800 millones, algo mas que lo que se pagó a los españoles para que se volvieran contentos a sus
cuarteles madrileños. Y esa caída del valor se refleja en el capital de los
inversores que en 2010 acudieron a la bolsa de New York a comprar papeles que
hoy tienen una cuarta parte de su valor. El juego político obturó cualquier
iniciativa para saber qué sucedió y el nombre de los responsables.
Movimiento
final: amigos son los amigos
Apenas
asumieron las nuevas autoridades de YPF nombradas por Cristina Kirchner, quedó
en claro que la administración entrante no estaba dispuesta a revolver el
pasado. Así lo expresó en los hechos su nuevo CEO, el ex Schlumberger Miguel
Galuccio. En una reunión entre Gallucio y miembros del SEC
realizada el 17 de mayo de 2012, el jefe de la petrolera recién nacionalizada
dio detalles de la caducidad de contratos y cifras reales de reservas que había
ocultado la gestión anterior.
En
tanto, los miembros de la juventud kirchnerista encabezados por el futuro
ministro de Economía y cofirmante del “Informe Mosconi”, Axel Kiciloff,
ocuparon el resto de los cargos directivos de la petrolera y obturaron
cualquier intento de particulares y opositores argentinos para investigar el
fraude.
Y
sin poder probarse la estafa del vaciamiento, era imposible cuestionar a los
antiguos socios del grupo Petersen, aquellos viejos amigos de los Kirchner que
convivieron cómodamente con los españoles y lo hacían ahora con la crema y nata
de la juventud oficialista.
Pero,
como se sabe, la amistad y los negocios no siempre corren por el mismo carril.
Por eso el directorio de YPF no se debe haber sorprendido cuando los Eskenazi
demandaron por 4.000 millones de dólares al gobierno argentino por daños
derivados de la nacionalización de la petrolera. El reclamo fue hecho ante el
juez neoyorquino Thomas Griesa, con jurisdicción en el caso por haberse fijado
la residencia legal de los contratos en ese condado. Era una inmensa ironía que
el mismo juez que trabó embargo sobre los activos argentinos en el exterior por
pedido de los holdouts y se ganó el odio de los kirchneristas, tuviera en sus
manos la decisión sobre uno de los grupos más íntimamente ligados con los
Kirchner. Griesa terminó excusándose y el caso sigue en curso en la justicia
norteamericana.
Además,
los Eskenazi obtuvieron ganancias de otras fuentes: Petersen se declaró en
default técnico en una deuda por más de 2.300 millones de U$S por préstamos
hechos por Repsol y por un consorcio de bancos integrado por el Credit Suisse,
Goldman Sachs, BNP Paribas y Banco Itaú. El dinero fue tomado en su momento
para entrar en YPF como socio de los españoles. Para evadir el cobro, Petersen
apeló a una cláusula que lo exoneraba del pago en caso de la salida de Repsol
de YPF y otra que contemplaba un piso de cotización de las acciones, que para
esos días había sido perforado desde hacía rato.
La
caída controlada de las acciones y la posterior demanda de más dinero al estado
argentino, comenzaba a darle sustento a los que insistían en relacionar la
entrada del grupo amigo de los ex gobernantes en la petrolera YPF con ciertos
cambios de postura de los funcionarios en 2012.
En
ese momento las acciones de YPF en Nueva York apenas se sostenían en los 10,3
dólares y la empresa buscaba de manera desesperada nuevos socios que aportarán
fondos para reactivar la producción de los pozos que le restaban. Probablemente
pareciera demencial buscarlos en el mercado de los EEUU, aunque aún quedaba
quizás una luz de esperanza, habida cuenta que la maniobra de las acciones
tóxicas y el ocultamiento de información no habían despertado al SEC. Esa
esperanza tenía algún sustento, dado que sus funcionarios no actuaban en el
caso pese a que estaban al tanto de todo por una denuncia que les fuera
presentada por el abogado argentino Ricardo Paz Herrera el 10 de septiembre de
2015.
En
lugar de ser convocado por el SEC, el denunciante fue llamado por la oficina
del Tesoro norteamericano para que explicara el caso y aportara pruebas.
Durante dos días, los oficiales analizaron el testimonio y los documentos
entregados por el abogado argentino.
Aun
con las pruebas del fraude, el SEC aún no tomó una decisión respecto al
perjuicio causado a sus inversores mediante la maniobra con la compañía
petrolera argentina.
Repsol ya embolsó la diferencia entre la inversión
prometida y lo que luego valían esos papeles, que puede ser estimada en unos
1.900 millones de dólares. Se trata de una parte de un negocio negro mucho
mayor, que aún hay que establecer considerando que el 17% de las acciones de
YPF fueron colocadas en el mercado norteamericano, a valores que no siempre
fueron de mercado, sino que fueron fijados en muchas ocasiones sobre la base de
información privilegiada o mediante la omisión de datos clave para los
inversores.
Esto
es parte de un negocio turbio todavía mayor, que incluye los 5 mil millones que
se llevó Repsol como compensación de parte del gobierno de Cristina Kirchner, a
los 16.000 millones retirados en dividendos, las ganancias obtenidas por la
venta de yacimientos en el exterior y la diferencia que pudiera existir entre
el valor del crudo exportado y el que realmente llegó a destino.
YPF
es hoy una empresa que perdió todo su peso de antaño en el mercado petrolero
global. Sus arcas están vacías y necesita urgentemente de socios para explotar
las reservas que le quedan. La empresa que supo tener exploraciones en una
docena de países y exportar petróleo y gas a granel, negocia hoy desde una
debilidad. El mercado petrolero no perdona la fragilidad, por lo que YPF se vio
obligada a firmar contratos leoninos, como el que se firmó con Chevron por la
explotación del yacimiento de Vaca Muerta. Ese acuerdo, es en realidad apenas
poco más que un préstamo cargado de responsabilidades para los argentinos y una
garantía de ganancias e indemnidades para los norteamericanos.
Y
en ese lapso, el gobierno tuvo que importar casi 17.000 millones de dólares de
petróleo y gas sólo en 2015 para compensar la caída de producción subsecuente a
la llegada de Repsol y sus socios locales. El que manejó parte de esas compras
– por un valor total de unos 40.000 millones de dólares incluyendo costos
logísticos - fue el ministro Julio De Vido, investigado por la justicia a causa
de posibles negociados en esas adquisiciones, derivadas de la pérdida de
capacidad de producción de YPF. Como un inmenso rompecabezas, todas las piezas
comienzan a encajar sobre un trasfondo de miles de millones de dólares gastados
en nombre de gestas soberanas y cruzadas contra enemigos que en realidad
aparecen como socios cuando se despeja lo que es información y lo que es una
consigna nacionalista.
En
Argentina, son pocos los que se animan a investigar lo que sucedió, ante la
extraordinaria cantidad de intereses implicados en el caso.

La
diputada Carrió, integrante del triunvirato que dirige la coalición gobernante
Cambiemos, ya advirtió en una sesión de la Cámara Baja que “Brufau y (Néstor)
Kirchner acordaron el retiro de Repsol”, anticipando el foco que le imprimirá a
la investigación que lleva adelante sobre los manejos en YPF y sobre las
decisiones que condujeron a la debacle de la empresa petrolera.
Pero,
además, el fondo Eton Park Capital Management, presentó días atrás una demanda
ante la justicia norteamericana para que YPF y el Estado argentino compensen la
pérdida ocasionada por la privatización de la empresa en 2012 y los efectos que
tuvo su compra de acciones en 2010, en pleno auge de la petrolera argentina en
la bolsa norteamericana. Con dos juicios que involucran las actividades de
españoles y argentinos en una maniobra varias veces millonaria, es posible que,
ahora sí, los directivos del SEC tengan una reacción tardía ante la estafa
descomunal cometida frente a sus narices.
Quizás
una investigación seria ayude a conocer la verdad sobre el robo a los
inversores norteamericanos antes que el tiempo haga prescribir los delitos. Es
probable que si eso sucede, puede comenzar a desandarse el camino para saber
cómo es que se concretó una de las mayores estafas de la historia a expensas de
una empresa petrolera argentina, con la complicidad de los españoles y los
empresarios y funcionarios locales que orquestaron la maniobra.
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Continúo publicando gracias a los que me apoyan para seguir haciendo periodismo libre, sin sugerencias de anunciantes y funcionarios
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triste, necesario y actual.
ResponderEliminarGracias por el comentario, abrazo
EliminarA ver si entiendo bien
ResponderEliminarEn el caso de YPF la expropiación (o "nacionalización") repite el patrón de Ciccone, la Universidad de las Madres o los trenes: Esconder negociados.
Creo que esta expropiación de YPF es al kirchnerismo lo que la "nacionalización de los ferrocarriles" fue para Perón
Un mismo patrón, los mismos patrones como beneficiados
Eliminarcomo cada una de las notas de EV, de calidad superior.
ResponderEliminarMuchas gracias Rosi, que tengas un buen fin de año
EliminarPoco a poco van saliendo a la luz, las maniobras mafiosas de la era K. Triste en ver que hay miles de personas que defienden al gobierno K, pues en aquella epoca teniamos muchas cadenas donde la Sra. K utilizaba horas al estilo del finado Fidel. Le dieron a la maquinita de imprimir dinero con efecto para crear un ciclo de inflacion y miseria para los años futuros. Me pregunto se lograremos convertirnos en una republica donde la libertad, y poblacion tenga una activa digna que le permita vivir con dignidad y eliminacion dela miseria reinante,
ResponderEliminarQueda mucho por investigar y es nuestro derecho saber que sucedió con nuestro patrimonio, gracias por tu comentario.
EliminarEs la primera vez que entiendo, a cabalidad, lo que pasó con este tema. Muchos somos legos en este área, Nacho lo has explicado de manera tan sencilla que quedó absolutamente claro, gracias.
ResponderEliminarEs un tema muy complejo y nos vimos obligados a trabajar bastante para explicarlo en un lenguaje llano, que buen saber que lo logramos, muchas gracias
EliminarImperdible e imprescindible explicación del negociado inescrupuloso de quienes detentaron el poder en nombre de ese peronismo, mezzo-facho, mezzo-cubano-haitiano. Y ahora vuelven por mas. Con Massa, Recalde, etc. Gracias por la explicación.
ResponderEliminarGracias a vos, abrazo
Eliminarexcelente trabajo poniendo a la vista de todos una vez más la terrible corrupción que vivimos en este bendito país- Duele darse cuenta, q es una muestra más de historias, de negociados q se repiten con el mismo MO . Y llegan a nosotros , los ciudadanos, por la elogiable labor periodística de investigación de uds -
ResponderEliminarY la justicia ?
La justicia viene llegando...gracias por tu comentario
EliminarRecuerdo varios programas del prime time de cable con auspicios del grupo Petersen.jamas una crítica ni comentario.son como los silencios de varios otros de la radio también.
ResponderEliminarEl tema es muy complicado y para ser analizado por un grupo de varias áreas.No creo que ningun juez se anime ni tenga la capacidad.
Los españoles vieron que el barril a U $120 era insostenible y en complicidad con los Kirchner decidieron reventar a YPF y al país.
Es un tema de muchísima plata y deben haber comprado a tantos¡¡
La Side debe tener mucha info.Pagni también había escrito de este tema varias veces.
Como dijo un ministro alemán hace años.
Este es un país saqueado¡¡
El artículo excelente y complicado de entender.
Felicitaciones
Muchas gracias. El ser sostenidos con el aporte de nuestros lectores nos hace inmunes a la amnesia de la pauta.
Eliminarmuy buen informe y estremecedor, lastima que la mayoría de los argentinos no lo comprenderá y menos aquellos menores de 25 años. Debería ser debate publico.Saludos
ResponderEliminarGracias por tus palabras, Mario. Abrazo y buen fin de año.
EliminarMario, no se trata de Comprensión, se trata de Fe. La gente "comprende" lo que cree, y a veces se logra que la gente crea machacando y machacando con propaganda... no importa qué. Y eso no le pasa solo a los argentinos.
ResponderEliminarUna lástima la participación en el programa de Nelson Castro, sólo sirvió para poner más leña al fuego, cosa no necesaria en este momento. Para que una casa incendiada se reconstruya se necesita la mano y el sacrificio de todos sus habitantes, aportes, no críticas; medio vaso lleno o medio vaso vacío?
ResponderEliminarExcelente artículo.
ResponderEliminarNo obstante, el asunto es bastante complicado por las implicaciones cruzadas que tiene. Por eso se echa en falta un resumen final de la cronología de acontecimientos, o un gráfico con ellos, para aclarar más al lector el panorama general.